domingo, febrero 22, 2009

El Desenlace Fatal : Hiperinflación

“Lo que ha hecho un estado infernal sobre la tierra, ha sido precisamente que el hombre ha tratado de hacerlo un paraíso”

Hölderlin


Vemos que el presidente Obama firmó su rescate aprobado por únicamente los legisladores de su partido y que los mercados financieros lo recibieron muy mal, ya la gente, los actores de los mercados empiezan a percatarse que no es tirando el dinero a diestra y siniestra como los problemas se resuelven.

Las expansiones alocadas de crédito invariablemente resultan en una crisis económica, las autoridades, de todos los países, arrogantemente desafían las advertencias de los economistas “ortodoxos” (así nos llaman) cuyo significado real es algo así como “aguafiestas” o “antigüitos” y continúan con su creación de dinero (ya ni lo imprimen, lo crean de la nada en las computadoras, imprimir es en realidad una alegoría). Pero cuando viene lo amargo, cuando aparecen los resultados de contracción económica, de desempleo, de empresas quebradas, se lavan las manos y culpan no a la manipulación e intervención en los mercados que ellos emprendieron sino a “la falta de regulación”, y emprenden a crear más y más reglas y leyes en un vano e inútil intento de controlar la crisis.

La prosperidad inducida no podrá darse, y si se da será de muy corta duración por que el bajar las tasas de interés “a fuerzas” no corresponde a la situación real del mercado. La crisis que estamos viviendo es el resultado de falsear la situación de la economía, engañando a los empresarios que han emprendido proyectos y expansiones muchas veces a base de créditos más allá de los límites determinados por el estado real de riqueza en la sociedad. Han menospreciado y falseado el grado de escasez de los factores de producción y sobre gravado con impuestos excesivos la capacidad para producir, impidiendo el ahorro y en consecuencia la formación de capital; en síntesis, los gobiernos han dilapidado y lo siguen haciendo los bienes escasos de capital por malas inversiones. La clase empresarial queda en una posición semejante a la del constructor de un edificio cuya tarea es construirlo con un determinado suministro limitado de materiales de construcción. Si este hombre sobreestima la cantidad de materiales disponibles y usa en demasía dispendiando en los cimientos y en los primeros pisos para descubrir ya adelantada la construcción que no puede proseguir ya que se le terminó el material. Esto no crea la penosa situación del constructor, que no puede proseguir con la obra, tan sólo pone en relieve los errores cometidos en el pasado. Cuando se terminan los materiales se esfuman las ilusiones y lo fuerza a enfrentar la amarga realidad.

Cuando la crisis económica se presenta, como sucede ahora, el público busca responsables, chivos expiatorios, y culpan al gobierno por dejar de expandir el crédito y producir efectos deflacionarios en el comercio. Y el gobierno que “siempre tiene que hacer algo” retoma la expansión monetaria con la aprobación del público con “rescates” y mayor gasto público, sólo que, la crisis no es el resultado del abandono de las políticas expansionistas, no, la crisis, es el resultado final necesario de éstas políticas expansionistas, que continuarán hasta el colapso final de todo el sistema monetario fiduciario. El problema es que entre más rescates, más creación de dinero de la nada, sea empleado para según los gobiernos salir de la crisis, peor, mucho peor será el resultado final. La opinión pública esta totalmente equivocada en sus apreciaciones de las causas de la crisis. El auge pasado no fue en realidad prosperidad, fue una ilusión, las ganancias empresariales aparentes, lo que lleva al consumo de capital real. La depresión es el proceso necesario para reajustar la estructura de las actividades empresariales al esto real de los mercados. La depresión es el primer paso a la recuperación a las condiciones normales, el cimiento de la prosperidad real debe estar basado en producción sólida de bienes y no en las arenas movedizas de la expansión crediticia.

El crédito es una economía de mercado, sensato, siempre y cuando esté basado en el ahorro real y que sea el resultado de la acumulación de riqueza por sacrificio en el consumo presente. Por tanto, el crédito está basado en lo proclive que es la sociedad a ahorrar y esto no puede conjurarse con magias y trucos bancarios, como lo es la reserva fraccionaria y el dinero fiduciario. La tasa de interés en el mercado del crédito no manipulada por la política de “dinero fácil” sino como la disposición de la gente a sacrificar parte de sus ingresos realmente ganados para el consumo presente para la expansión de su consumo o negocios en el futuro, esto es la formación de capital. Esto proporciona al empresario de una guía confiable sobre que tan lejos puede ir en sus inversiones con proyectos que van de acuerdo con el tamaño real de los ahorros y la acumulación de capital.

Por tanto, la tasa de interés no puede ser producto de la maquinación de un arrogante burócrata, la estructura de prosperidad que crea es falsa, y termina reventando siempre. La tasa de interés que es el descuento de los bienes futuros contra los bienes presentes es una eterna categoría de la acción humana y no puede abolirse por ningún gobierno. Mientras la gente prefiera una manzana hoy que dos en veinte años, existirá el interés. No importa si la sociedad es capitalista o socialista o comunista, la acción humana es siempre la misma. Por supuesto, en las sociedades socialistas, al gente no se le permite hacer sus propios juicios de valor y sólo los juicios burocráticos son los que cuentan. Al burócrata rector de la economía no le importa si la gente aprueba o no sus decisiones de cuanto asignará para consumo y cuanto para inversión. Si el burócrata invierte de más y por tanto restringe los medios disponibles para el consumo, la gente tendrá que comer menos y apretar el cinturón. En el Socialismo no puede presentarse la crisis por qué los individuos no tienen oportunidad de externar su insatisfacción. Pero en el sistema de economía de mercado, con su democracia económica en donde los consumidores son supremos, el comprar o abstenerse de hacerlo crea la utilidad o pérdida empresarial que es finalmente lo que importa en las actividades empresariales.

Es esencial darse cuenta que lo que produce la crisis económica es la desaprobación del público de las aventuras expansionistas que han sido posibles por la manipulación burocrática de las tasas de interés. El colapso de la torre de naipes no es sino una manifestación del proceso democrático de los mercados.

Resulta ocioso objetar que el público favorece la política de dinero barato. Las masas son confundidas por pseudoexpertos que el dinero barato los hará prósperos y sin ningún costo. No comprenden, por que no saben de Economía que la inversión sólo puede expandirse sanamente sólo si el capital se acumula mediante el ahorro. El público es engañado por cuentos de hadas de los maniáticos monetaristas de Foster, John Law a por supuesto Keynes y tengo que decirlo Milton Friedman. Sin embargo, lo que cuentan no son los cuentos de hadas sino la realidad, la acción humana, la conducta de la gente: Si la gente no quiere ahorrar y recortar su consumo los medios para una expansión permanente y duradera de la inversión son imposibles.

El ahorro no puede ser reemplazado por imprimir billetes o en nuestros tiempos modernos escribiendo cifras mayores en las computadoras de los bancos, no puede ser reemplazado por deuda en los balances de los bancos. Simplemente es una aberración es sistema de dinero como deuda.

Al discutir la situación de crisis actual que se ha desarrollado bajo la presión expansionista del comercio basada en tasas de interés laxas que está mostrando y dejando en relieve el daño hecho sobre la economía, los incorregibles expansionistas lloran y vociferan sobre la deflación y recetan otra vez su medicina que fue la que nos llevó a la crisis: Más inflación, reinflación desesperada, paquetes de rescate, les llaman. Más déficit, más deuda.

Pero esto no funcionará y las consecuencias serán aún peores, el final llegará tarde que temprano, entre más tarde llegue, pospuesto por los paquetes de rescate y las expansiones desesperadas de los maniáticos expansionistas será peor, la crisis resultante será peor.

Como están las cosas ahora, resultado de un período muy largo de política monetaria laxa, de tasas de interés bajas sin ningún sustento lógico, esto es sin ahorro, sin formación de capital. La pregunta ahora NO debiera de ser como evitar la situación de penuria, nadie la puede ya evitar, desempleo, quiebra de empresas, están aquí y allá, sino como hacerle para que sus efectos sean lo menos dañino que sea posible, tratar de reducirlos al mínimo posible, pero siguiendo un camino sensato: Si los gobiernos no escogen el camino de presupuestos sin déficit, de abstenerse de emitir deuda, de crear paquetes de rescate, de no imprimir dinero sin sustento en la riqueza real generada, y dejando sobre todo dejando que sea el mercado el que determine por si mismo el nivel de las tasas de interés, si no lo hacen así, entonces los gobiernos estarán escogiendo el camino de la Alemania de 1921 a 1923 con la República de Weimar, o la de Zimbabwe o Argentina en los tiempos más recientes, el de la hiperinflación.

5 comentarios:

  1. Anónimo4:39 p.m.

    Lo que falta regular es a los gobiernos, que son los que han causado la crisis.

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  2. Anónimo8:02 p.m.

    "Of all races in an advanced stage of civilization, the American is the least accessible to long views… Always and everywhere in a hurry to get rich, he does not give a thought to remote consequences; he sees only present advantages… He does not remember, he does not feel, he lives in a materialist dream."
    —Moiseide Ostrogorski (1902, 302-303)

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  3. Así es Rigo, y la única forma, creo es teniendo conciencia que son una lacra. Y transmitirla a la gente.

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  4. Anónimo5:37 a.m.

    Pues ¿cómo es que la crisis se ha precipitado en los estados menos intervencionistas y no en los más regulados?. ¿Cómo es que antes los "liberales no hacíais más que alabar a EEUU y al Reino Unido y ahora decís que poco más o menos son como la dictadura estalinista?
    ¿porqué en Suecia o Finlandia, estados casi comunistas para vosotros, no se ha hundido la economía?

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  5. Suecia y Finlandia inmunes a la crisis. ¿Estás seguro? Yo no lo creo así. Para empezar SAAB la filial sueca de GM va a desaparecer. Finalandia no es tan socialista, pero tampoco es inmune a la crisis.

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