lunes, mayo 31, 2010

Financiamiento del Déficit e Inflación.

Este escrito está basado en “A Synthesis of Several Lectures” de Ludwig Von Mises, recopilado por Bettina Bien Greaves.

En los tiempos en que el oro era dinero, los bancos desarrollaron sistemas para prestar servicios redimibles en oro. Era perfectamente posible transferir activos de una cuenta a otra, aún para diferentes individuos o empresas. Como la cantidad de oro es finita, los pagos posibles estaban limitados.

Pero los gobiernos empezaron algo que sólo podría yo describir en palabras generales: Empezaron a emitir papel, que supuestamente debería de desempeñar el mismo rol que el dinero. Cuando la gente compraba algo esperaban que su banco les diera cierta cantidad de oro para pagarlo. Pero el gobierno se preguntó ¿Cuál podría ser la diferencia de si la gente recibe realmente oro o, si en su lugar recibe un certificado o título del banco que le proporciona el derecho a pedir su oro? Sería exactamente lo mismo.

Así el gobierno empezó a emitir notas o certificados de papel, o dio a los bancos el privilegio de emitir dichos certificados que daban a su poseedor el derecho de reclamar su oro.

No hace mucho, los gobiernos inventaron un nuevo método para hacer que todo el mundo fuera próspero: Al método lo llamaron “financiamiento del déficit”. Es un concepto maravilloso. Uds. Saben son términos técnicos que tienen la característica idónea de no ser comprendidos por la gente común.

Los periodistas “especializados” en cuestiones financieras repetían lo que el gobierno nos decía sobre las maravillas del “financiamiento deficitario” . Era considerado ¡maravilloso!, era algo que podía transformar las condiciones del país, convertir las piedras en pan. Pero, si se traduce esto a un lenguaje más entendible, el lenguaje de la gente sin conocimientos, estonces se diría “dinero de papel”. El gobierno diría que esto es sólo por tu falta de educación; si la tuvieras entonces dirías “dinero impreso” y dirías “financiamiento del déficit” o “gasto deficitario”…

Esto ¿Qué significa, qué implica? ¡Déficits! Simplemente que el gobierno gasta más de lo que recauda por impuestos y por pedir prestado a la gente; significa gasto gubernamental para todos los propósitos en los que el gobierno quiere gastar. Esto significa inflación, poner más dinero en el mercado; no importa para que propósitos, aparentemente válidos y necesarios: Dar educación, servicios de salud, ayudar a los pobres, dar seguro de desempleo, bonos a los adultos mayores, pagar a la burocracias ¡Qué más da! Esto realmente significa reducir el poder adquisitivo de cada unidad monetaria. En lugar de recaudar para hacer factible el gasto público, el gobierno fabrica dinero. Imprimir dinero es de lo más fácil. Todos los gobiernos son los suficientemente listos para hacerlo.

Si el gobierno quiere pagara más dinero que antes, si quiere subir los salarios de la burocracia, hacer obras, no existe otra manera bajo condiciones normales, esto es, con dinero real, finito, como lo es el oro, que recolectar más impuestos y utilizar las entradas adicionales para sufragar por los salarios más elevados a la burocracia. Pero, si la gente paga más impuestos de modo que el gobierno pague más saltos salarios a los burócratas significa que los contribuyentes están obligados necesariamente a reducir sus gastos.

Esta restricción en el consumo por parte de los contribuyentes compensa la expansión del consumo de aquellos que reciben el dinero. Por consiguiente, la contracción en el consumo por los contribuyentes para dárselo a otro no implica un aumento generalizado en los precios.

Pero cuando el gobierno pone a trabajar la máquina inflacionaria los individuos no pueden hacer nada. Esto es realizado por el gobierno. El gobierno hace la inflación. Y el gobierno todavía tiene el cinismo de medirla de calcular sus “expectativas”, y se queja de que los precios suben y hace pactos con los participantes de la sociedad, llama a hombres “ilustrados” para establecer la lucha contra la inflación, expropia negocios que venden muy caro. Al gobierno debemos decirle “Nadie más que tú es el responsable de la inflación, y lo sabes”.

Cuando el gobierno no sube impuestos, no sube su recaudación normal, sino que imprime dinero adicional y lo distribuye a sus burócratas, esto trae como consecuencia que aparezcan nuevos compradores en los mercados. Como a la gente no se le ha reducido, aparentemente, la cantidad de dinero que puede gastar, sigue consumiendo, mientras que la cantidad de bienes y servicios ofrecidos para su adquisición permanecen fijos. Los precios por necesidad son empujados para arriba, existen más participantes con más dinero pidiendo materias primas, productos y servicios que no han incrementado en número. Aumenta la demanda, pero la oferta permanece fija.

El gobierno no llama al aumento de dinero en circulación como inflación, le llama inflación a su efecto, a que las materias primas y bienes suban de precio. Entonce hábilmente el gobierno cuestiona quienes son los responsables de esta “inflación”, esto es, del aumento en los precios. La respuesta de siempre gente “mala”, los acaparadores, los especuladores; que quizá no sepan por qué los precios suben pero que están pecando al pedir mayores precios.

La mejor prueba que la inflación, esto es, el incremento de dinero en circulación es muy mala es el hecho de que aquellos que la producen la niegan una y otra vez y responsabilizan con el mayor fervor a alguien más. No sabemos por que suben los precios. Hay gente muy mala que vamos a expropiarlos y meterlos a la cárcel por acaparadores. Pero nunca el culpable es el gobierno, nunca.

Por el contrario, el gobierno nos dice ¿Qué suben los precios? Miren a estos comerciantes, a estas empresas, son unos acaparadores, son hambreadores del “pueblo”. Debemos castigarlos, meterlos a la cárcel, o, como sucede en Venezuela con el coronel Chávez: “Habrá que expropiar sus negocios.”, y lo hacen acaba de expropiar a Grupo Maseca, seguirá Bimbo, FEMSA, también ya fue Cemex. Los gobiernos inflacionistas aún culpan a los sindicatos- no quiero ahora hablar de sindicatos- Pero aún así debe uno darse cuenta que los sindicatos no tienen control alguno sobre la cantidad de dinero. Por tanto, todas las actividades de los sindicatos están dentro del marco referencia que el gobierno ha creado al incrementar la cantidad de dinero.

La situación de la discusión del problema del aumento en los precios sería muy distinta, la situación política, si la gente que realmente está elaborando la inflación lo reconociera, que el gobierno abiertamente dijera; “Sí, nosotros lo hacemos", que Chávez dijera: “Sí yo soy el que hago la inflación” y explicara explícitamente poniendo los puntos sobre las íies: “Hemos incrementado la cantidad de dinero, por qué estamos gastando más de lo que recudamos y no queremos endeudarnos, ni subir los impuestos”. Pero no lo dicen, no se lo dicen abiertamente a la gente: “Estamos aumentando la cantidad de dinero”, sí, somos nosotros que “Estamos incrementando la cantidad de dinero”. “Estamos nosotros haciendo la inflación” Y esto nos lleva a un problema que es enteramente político.

Aquellos que reciben el dinero adicional primero son los beneficiados, esto es, los contratistas del gobierno, los burócratas, ellos tienen utilidades extraordinarias por que pueden gastar antes que el nivel de precios suba, mientras que a los demás, deberán de acotar su gasto por qué ven quen ya no les alcanza con sus percepciones. El gobierno no reconoce esto; no dice, “Estamos aumentando la cantidad de dinero y, por tanto, los precios están subiendo” No, no dice esto, el gobierno dice: “Los precios están subiendo por que hay gente mala, hay especuladores, acaparadores y es la tarea del gobierno prevenir que los precios suban, por lo que debe reprimirse, encarcelarse, y expropiar los negocios de estos que lucran con el hambre del pueblo. Habrá que castigarlos para que no suban sus precios."

El gobierno nos dice “Vamos a evitar que proliferen los rentistas de estas cosas, particularmente de los alimentos, de los materiales para construcción. Esta gente los rentistas, los acaparadores, son los que están haciendo la inflación, están pidiendo mayores precios por sus productos”. Así el cínico gobierno prepara “Pactos con los sectores empresarial y obrero”, o, prepara “guías”, para aquellos que no quieran estar mal con el gobierno y se hagan acreedores a sanciones “ejemplares”. Entonces los cínicos gobernantes agregan que es menester controlar las “presiones inflacionarias”. Y, entonces, acotan los incrementos salariales, limitan con penas de multas o cárcel los incrementos a los bienes, sobre todo los básicos, amenazan y lo cumplen como en Venezuela de cerrar y/o expropiar, y así como estas todas las que se les puedan ocurrir a los cínicos gobernantes. Así, han inventado términos para confundir más a la gente común, y aún a los “periodistas especializados en finanzas y asuntos económicos”; términos, frases absurdas como la de las “presiones inflacionarias”, “inflación subyacente”, “descontando los componentes volátiles”. Nadie sabe que demonios son las “presiones inflacionarias”, nadie las ha definido, pero el términajo es ampliamente usado.

Pero es claro que es la inflación:

La inflación es aumentar la cantidad de dinero en circulación. Es, poner a la imprenta a trabajar para producir dinero de papel, para que el gobierno pague a sus burócratas y a todas esas cosas que supuestamente nos da “gratis”. Este sistema funciona por algún tiempo, pero sólo si existe una fuerza que obligue al gobierno a restringir su gasto y acotar la expansión en la cantidad de dinero. Y esa fuerza debe ser la sociedad ilustrada sobre quien es el único responsable de la situación, el único.

Para que no los acoten, el gobierno tiene toda la intención de ocultar y de culpar a alguien más sobre la inflación. Nunca reconocerá que realmente está sucediendo. Por eso, si queremos tener dinero que sea aceptable en los mercados como medio de intercambio de bienes y servicios, debe ser algo que no pueda ser arbitrariamente incrementado por nadie. Lo peor que se le ha hecho al dinero no ha sido hecho por criminales, es hecho por los gobiernos, es su falsificación, por que emitir dinero sin respaldo alguno de creación de riqueza, es una falsificación, un robo, y por eso, el gobierno son unos falsificadores, unos criminales, eso son.

4 comentarios:

  1. Anónimo11:05 p.m.

    Armando di Blasio

    Este articulo esta muy bien escrito exceptuando ciertas cuestiones que habría que clarificar con profundidad de causa efecto. Una de las principales causas de la baja del poder adquisitivo es debido a que la pobreza y la escasez existen porque la gente no tiene bastante dinero para comprar los bienes producidos por la industria y la agricultura modernas a un precio atrayente para los productores”. Razonablemente hablando, cuando a uno le falta algo de cualquier cosa. El más obvio remedio consiste en crearlo, y no supone ninguna dificultad física crear más dinero”.

    Este punto también debería se procurado para su análisis, a sabiendas de la premisa de que el “deus ex machina” del actual sistema económico financiero, basado en el hecho de que el Dinero, concebido como medida de producción y, por ende, medio de cambio, se ha transformado en una mercancía y, como tal, debe obedecer a la ley inexorable que ordena que el precio de una mercancía es inversamente proporcional a su abundancia. De manera que, al crear más dinero, en una situación dada, reducimos el valor del Dinero que existía antes de tal creación. Insistimos en el condicionante, “en una situación dada”, al que se aferran, cual
    náufragos a un salvavidas, los defensores a ultranza de la Economía clásica, concebida antes de la invención de Watt, es decir, en la época de la Escasez. Es sabido que al arrojar, inopinadamente, a un mercado, una cantidad x de dinero nuevo, los precios suben y el dinero pierde valor en una proporción igual, precisamente, a x. A ese fenómeno se le llama inflación, es decir, al aumento de la cantidad de dinero sin un aumento simultáneo de la cantidad en mercancías que ese dinero debe medir y cambiar. A ello aludíamos en el punto d), cuando decíamos que la inflación “es, evidentemente, una calamidad, pero el aumento paulatino de dinero y mercancías de manera que el poder adquisitivo de aquél se mantenga al mismo nivel que la producción y los precios permanezcan estables no tiene nada que ver con la inflación, y es, a fín de cuentas, lo que necesitamos”.

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  2. Anónimo11:05 p.m.

    Pues bien, conseguir ese ideal aumento paulatino de dinero y mercancías, no ha sido nunca demasiado difícil, y es extremadamente simple hoy día, con el progreso fantástico de la
    Informática, capaz de decirnos con maravillosa exactitud, la cantidad, calidad y valor de las mercancías producidas en un país en una unidad de tiempo. Basta entonces adecuar la creación
    de nuevo dinero a la nueva situación económica, para que aquél pueda útilmente ejercer su función de instrumento de cambio En otras palabras, los Servicios Nacionales de Estadística informan al Ministerio de Hacienda que, en él primer trimestre del año se han producido mercancías por valor de x y en el segundo trimestre se han previsto producir por valor de y; entonces se pone en circulación dinero equivalente a la media aritmética entre x e y Más adelante econtramos la lógica detrás de la mecánica de la puesta en circulación de ese dinero. Me limitare por el momento y debido al espacio para comentar, insistiendo en que, tal como al ser posible conocer exactamente el volumen de la producción y su promedio de incremento, puede igualmente crearse el nuevo dinero necesario y justo para impedir la inflación.

    De ambos fenómenos, inflación, o aumento excesivo de la moneda, y deflación, o disminución -o aumento insuficiente- de la misma, éste es sin duda, el peor, aún cuando, a la larga, ambos sean mortales. En un período inflacionario, los productores, o algunos de ellos, pueden, al menos hacer funcionar sus fábricas y vender con razonable esperanza de cobrar. Pero en una situación como la que padecemos, es decir, una deflación, los que más sufren son los productores; nadie compra más que lo estrictamente necesario para “ir viviendo”, por falta de dinero, y las industrias, e incluso las explotaciones agrícolas y ganaderas sucumben a millares. Hemos dicho que nos hallamos en plena deflación e intuímos que tal aseveración sorprenderá a los más, por cuanto en la desdichada prensa occidental de nuestros pecados, estamos hartos de leer tópicos tales como: “la presente situación inflacionaria”, “la tasa de inflación es del x por ciento”, “el desempleo causado (?) por la actual inflación”, etc. etc. No queremos empuñar la lanza de San Jorge para derribar puertas abiertas. Unicamente me limitare a sugerir a los contraopinantes que abran un diccionario y se enteren de si inflación es, o no es,
    “aumento excesivo de la moneda en relación a la producción”, y deflación “aumento insuficiente de la moneda en relación a la producción”. Luego pueden consultar a cualquier Cámara de Comercio sobre si hay poco paro (período inflacionario), o si hay mucho paro (período deflacionario), o si hay escasos stocks o, por el contrario, dichos stoks están en lo alto de la curva. Finalmente pueden hacer la prueba del fuego: pueden leer las reseñas financieras de la prensa y enterarse de si los bancos tienen, o no. líquido disponible, o “argent frais” (dinero
    fresco), como dicen en el argot bancario de nuestros hermanos del Norte, o, sencillamente,
    “dinero” como dice el hombre de la calle, entendiendo por tal trozos de metal o papel emitidos por el Gobierno.

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  3. Anónimo11:06 p.m.

    Se argüirá que poco importa que lo que le pase a nuestra depauperada economía sea inflación o deflación, y que lo esencial es que su salud presenta síntomas muy alarmantes. Error. No hay proceso curativo sin diagnóstico acertado. Los problemas hay que resolverlos a partir de un planteamiento correcto.

    Y si nuestros inefables economistas, sin necesidad de jugar a sabios, limitándose a
    observar lo que sucede a su alrededor y utilizando el sentido común que se les supone
    generosamente. se decidieran a plantear correctamente el problema de la por ellos llamada Crisis, en vez de tanto hablar de inflación, dirían que la actual crisis es el resultado de una deflación monetaria, cuyo principio debe necesariamente coincidir con el período final de una inflación crediticia. O, si se prefiere en lenguaje menos castigado, que (la crisis) no es más que la consecuencia de la escasez de dinero auténtico en proporción con la cantidad de dinero falso (o escriptural), que se ha ido creando en los años precedentes

    Pero no quiero seguir adelante sin llamar la atención sobre el sorprendente hecho, en
    verdad mágico, de este “error” permanente, constante y universal de los autotitulados expertos
    financieros. Algo increíble. Es más, llevado a ese nivel y a esa “permanencia”, el error se nos
    antoja imposible. Los términos error y permanente se rechazan recíprocamente, no pueden
    coexistir, son incompatibles. Más bien parece la obediencia, consciente o - inconsciente, a ciertas consignas de determinadas Fuerzas interesadas en desviar la atención del verdadero problema y si se admitiera generalmente la realidad, es decir, que padecemos una deflación que sólo admite parangón con la de 1929-1934 -¡también llamada inflación entonces!- es posible que la gente se preguntará por qué la padecemos y por qué el Estado no pone el remedio sencillo y lógico, es decir, lanza una buena emisión de billetes al mercado, para respaldar los bienes efectivamente producidos por la comunidad y posibilitar su intercambio entre los miembros de la misma. Y eso es lo que se trata de evitar, que aparezca dinero fresco, o sea auténtico, sin la tara congénita de la Deuda.

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