martes, diciembre 28, 2010

Paul Krugman y la Resurrección de Keynes

Supuestamente, el keynesianismo estaba noqueado después de la debacle inflacionaria que creó en los 1970’s y principios de los 1980’s la curva de Phillips que supuestamente justificaba mayor inflación a cambio de mayores empleos quedó demostrada ser un mito genial, lo mismo que la “demanda agregada”, esto es, el gasto público. En esos años se dio la estanflación, estancamiento económico con inflación, ¡Y qué inflación! Tuvieron que venir Ronald Regan y Margaret Thatcher para adoptar algunas, no todas de las ideas de Hayek y poner orden al caos en que vivíamos en todos los países del mundo. …

Pero, la humanidad y muy especialmente los economistas del “mainstream”, seguidores del intervencionismo estatal, del keynesianismo y de las teorías de Irving Fischer (keynesiano norteamericano) que padecen amnesia voluntaria, esto es sí se acuerdan, no son tan imbéciles, pero ignoran el pasado, así que atacan de nuevo dándole a los gobiernos armas “teóricas”, supuestamente bien estructuradas para que le sigan inflando, interviniendo en los mercados, para…agravar la crisis. Pero por supuesto, los gobiernos que siempre tienen que estar haciendo algo se sienten felices de tener un soporte “intelectual”, a todas sus barbaridades, que más adelante todos pagamos con crisis económicas y más desempleo.

De entre los apóstoles del keynesianismo destaca, con creces, Paul Krugman, que quiere ser nuestro Mesías, el salvador de la civilización.


En una entrevista más o menos reciente (2009) para la revista Newsweek declara que se ve asimismo como protagonista de una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov, es como los Nerds salvando la civilización, él que tiene una teoría sobre la sociedad, escribe ecuaciones en el pizarrón y dice: “Vean a menos que sigan esta ecuación, el imperio caerá y será seguido por mil años de barbarie”….

Verídico, ahí está la liga.

Este hombre, está pues en la hora cero para el Imperio Norteamericano y quizá para la civilización moderna y muchos en la élite de economistas del mainstream entre los que se cuentan el gobernador de la Fed Bernanke, del BCE Thirchet, Stiglitz, por supuesto el presidente Obama, están totalmente convencidos que este profesor de Princeton, columnista del New York Times y premio Nóbel de economía tiene la ecuación para salvarnos y que si no la obedecemos nos lleva el demonio.

Así que el señor es relevante, muchas de las acciones que realizan los banqueros centrales y gobiernos son justificadas con sus ideas. Así que más no vale entender la herencia intelectual del este hombre tan influyente.

Pues bien, adivinaron, es un ferviente devoto de John Maynard Keynes. Y está tan intelectualmente aferrado al keynesianismo que se declaraba como tal cuando el desprestigio del keynesianismo imperaba, esto es, como narraba al principio de este post en los 1970’s con la estanflación y que ahora resurge gracias a la sociedad inexplicablemente amnésica. Krugman admite públicamente su profunda devoción a Lord Keynes. Ha escrito para su columna del NYT títulos como “La Grandeza de Keynes” , y ”¿ Por qué aún no somos todos Keynesianos?”

Pero, ¿Qué significa que sea ferviente seguidor del Keynes? ¿Qué diagnóstico hace Krugman para la crisis económica, y qué remedios prescribe para salir de ella?

El Diagnóstico Keynesiano: Un Caso Mortal de Frugalidad

Para la misteriosa economía keynesiana de la depresión el ¿Quién lo hizo?, el culpable y responsable de todas nuestras desgracias es ni más ni menos que el ahorro. Así es, créanlo o no, el ahorro: La precondición necesaria para la creación de capital, y por consiguiente del incremento en la productividad, y de la prosperidad de la humanidad,

Pero, no para los keynesianos, que muy resumido nos dicen que: (1) El ahorro excesivo nos lleva a (2) bajo consumo que a su vez nos lleva a (3) desempleo. El desempleo entonces genera temor, y éste hace que la gente ahorre aún más cerrando así un círculo vicioso. Esta teoría es un auténtico escupitajo en la cara de cientos de años de pensamiento económico. Los economistas previos a Keynes, progresivamente, analíticamente, y con un enorme esfuerzo intelectual crearon un edificio de verdad y conocimientos, todo ello se dearrollaba en como los mercados encuentran los precios óptimos y buscan y encuentra el equilibrio como respuesta de las situaciones cambiantes. Keynes alegremente y sin recato alguno descalificó toda esta “ortodoxia” y falsamente caracterizó a los mercados como inherentemente disfuncionales, “imperfectos”, que tienden a prolongar las depresiones económicas y que requieren urgentemente la intervención de los sabios gobiernos.

Paul Krugman compra completamente la historia keynesiana: Escribe en su columna del NYT que,

“Si uno es profesor de la asignatura de introducción a la Macroeconomía, cuando se tiene que explicar como una virtud individual puede ser algo pernicioso para el público, cómo los intentos de los consumidores de hacer lo que está bien ahorrando mas, pueden dejar a todo el mundo peor. El punto es que si los consumidores cortan su gasto, y nada más sucede, la economía se deslizará a una recesión, reduciendo los ingresos de todo el mundo."

Así para Krugman el camino al infierno económico está pavimentando de las buenas intenciones de la frugalidad. Esta teoría del “Subconsumo” es básicamente de lo que habla cuando se refiere a “Los Excesos del Ahorro”, “la paradoja del ahorro”, la “capitulación del consumidor”, “la insuficiente demanda agregada”, etc. etc. etc. Por supuesto todo esto es repetido a coro por infinidad de economistas del “mainstream”. Todo esto no es más que una teoría infantil explicada en lenguaje técnico, en jerga para adultos. Como alguna vez escribió Gary North sobre éstas teorías del subconsumo.

“…hablar de ahorrar como si fuese un sistema para ocultar billetes bajo el colchón. Se niegan a responder la respuesta crucial: ¿Qué hacen los bancos con el dinero que es depositado por los cuenta habientes? Pongámoslo de otra forma: ¿Qué diferencia analítica existe cuando un ahorrador deposita un dólar en su banco, y que su banco prestará o si lo gasta y el vendedor lo deposita para que a su vez el banco lo preste?"

Aún si ahorrar fuese un asunto de billetes verdes y colchones, cualquier cantidad de este “atesoramiento”, no llevaría, como lo demuestra Murray Rothbard en su tratado “El Hombre, Economía y Estado”, al subconsumo, sino simplemente “al incremento del valor real de sus balances de efectivo y en la unidad monetaria”. Esto deprimiría los ingresos de los negocios en términos nominales, pero también reduciría los costos de hacer negocios, dejando a los empresarios, tan rentables, en términos reales como antes.

El Remedio Keynesiano: Gastar, Gastar y Gastar Para Ser Rico

Como Krugman tiene un diagnóstico tan retrogrado de las depresiones, no debe sorprendernos que sus remedios sean igual de absurdos y peor aún desastrosamente destructivos. La prescripción Keynesiana para remediar la depresión es el estímulo gubernamental. De esto es de lo que habla Krugman cuando expresa “cebando la bomba”. Los estímulos Keynesianos vienen en dos formas: Monetario y fiscal. Con el estímulo monetario, el banco central (La Reserva Federal) incrementa enormemente la cantidad de suministro de dinero, lo cual hace que las tasas de interés caigan dramáticamente, lo que supuestamente, mediante el crédito barato alentará el consumo. Esta es la parte “pro-Burbuja” de la economía de Krugman, estas locas teorías llevaron a crear la burbuja inmobiliaria.

Mientras la expansión del crédito surte efecto, la política económica debe promover (las famosas políticas “contra cíclicas”) otro tipo de gasto para compensar el bache en el que ha caído la inversión en negocios. Las bajas tasas de interés, que promueven el gasto en bienes de consumo duradero e inmobiliario, son la principal respuesta.

Esta fue la prescripción de Krugman para la recesión del 2001. El resto es la historia burbuja inmobiliaria y subsecuente estallido de la misma.

Lo verdaderamente irónico es que la expansión monetaria, el remedio para las depresiones de Krugman es el mismísimo veneno que las causa. Según la Teoría Austriaca del Ciclo de Negocios expuesta por primera vez por Ludwig Von Mises en 1912 en la que predijo atinadamente la Gran Depresión estableciendo que la expansión monetaria produce una asignación equivocada de los recursos, provocando inversiones en exceso en etapas de producción que están más alejadas del producto final (bienes de capital, infraestructura).Este alargamiento en la cadena de producción es insostenible para el nivel actual de ahorro disponible para mantenerse en forma sostenida. Eventualmente los negocios se percatan de esto y las malas inversiones provocadas por la expansión deben ser liquidadas y los recursos reasignados a proyectos sostenibles. Si aún así el gobierno continúa con el estímulo monetario (o cualquier otra intervención) únicamente sirve para retardar aún más la reasignación y prolongar la depresión. De esto ya hemos hablado en “Las Consecuencias del Dinero Artificialmente Barato”

Según la evaluación de Krugman sobre el estado de la economía, los estímulos monetarios han dado todo lo que podían dar (¡Gracias a Dios!) y estamos entrando a lo que llama la “Trampa de Liquidez” keynesiana, ésta se caracteriza por una situación para la cual “La política monetaria convencional cuando la tasa de interés se aproxima a cero pierde toda tracción…¿Qué prescribe la doctrina Keynesiana para esta situación? El estímulo fiscal “masivo” así le llama Krugman: Esto significa que el gobierno deberá de llenar el hueco en la demanda agregada que ha dejado el subconsumo.

En sus palabras en el NYT “Con al política monetaria ya sin efectos esto deja ni más ni menos que al gasto público como responsable de poder cebar la bomba, esto es Keynes puro”….

Y va lejos Krugman cuando sentencia que el “agujero en el consumo” para la economía de los EU es de $2.9 millones de millones de USD. Por esto, se queja amargamente de que el estímulo de Obama es tan sólo de una tercera parte de lo que él estima.

En sus palabras “Ayuda, pero no cubre ni tan siquiera un tercio del agujero, por consiguiente es decepcionante”…
El único agujero que hay que llenar es el que tiene Krugman en la cabezota. La noción de estímulo es una falacia, como explica Ludwig Von Mises,

…Un gobierno puede gastar e invertir sólo lo que le quita mediante impuestos a sus ciudadanos…el gasto adicional en realidad recorta el gasto e inversión de los ciudadanos”

“Si el gobierno no financia el gasto mediante impuestos, incurre en déficit que tendrá que ser financiado mediante la emisión de deuda (impuestos a futuro) o inflación (impuestos ocultos).”

Esto nos lleva a la interrogante si el gasto e inversión público es más eficaz que el gasto e inversión privados. Las enseñanzas de la ciencia económica sólida nos dicen que NO; Aún así ni siquiera tenemos que responder a esta pregunta referente al keynesianismo de Krugman, esto es así por que ultimadamente el estímulo Keynesiano ni siquiera es acerca de los bienes y servicios que se producirían por el gasto público adicional (infraestructura, estado de bienestar, etc.). Verán, el estímulo fiscal puede muy bien ser hacer hoyos en las calles y luego taparlos. Usted podrá pensar que esto de los hoyos en las calles es una fábula y que no debiera tomarse literalmente “Keynes podrá tener algunas cosas equivocadas” me podrían decir, y también podrían defenderlo diciendo que “ Ningún economista tan prominente como él diría cosas tan estúpidas”. ¿No? Lean las palabras del hombre a continuación:

“Si el Tesoro llenara botellas viejas con billetes de alta denominación, y las enterrara a profundidades adecuadas en minas de carbón abandonadas y llenadas después con la basura municipal, para entonces dejárselas a la iniciativa privada bajos los principios del laissez-faire para escarbar y buscar los billetes (el derecho de hacer eso por supuesto bajo una concesión que delimite los territorios a los participantes), no existiría más el desempleo y con la ayuda que las repercusiones que esto tiene los ingresos reales y la riqueza en capital de la comunidad estarían mucho mejor. Se construirían casas y se mejoraría todo; pero existen dificultades prácticas y políticas para hacer esto, lo dicho sería mejor, esto, que no hacer nada."

Este pasaje no es un manuscrito que le pasó Keynes a un colega en Cambridge, no, es parte de su principal contribución de Keynes a la economía y sobre la cual descansa toda su reputación: “La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”. A mí me importa muy poco, que tan relevante supuestamente sea el señor. Él escribe que enterrar efectivo traerá un boom a la comunidad, y para mí, con esto basta para descalificarlo y desacreditarlo.
El simple hecho de que Krugman considere a Keynes como su modelo a seguir dice muchas cosas sobre él. “Esta bien”, podrían decirme Keynes era un poco extremoso, pero Krugman no iría tan lejos como para creer cosas como lo de enterrar dinero (o llenar helicópteros con dinero y aventarlo en la ciudades).

Pues están equivocados, en una columna en el NYT del pasado abril amargamente se lamenta que los proyectos de Obama están abajo del presupuesto. En sus palabritas…

“El presidente Obama se congratula que los proyectos de de estímulo vienen en tiempo y debajo de lo presupuestado… ¡bien! Pero Buuuu….”

“Que vengan bien en tiempo que bueno, pero debajo de lo presupuestado, bueno eso ordinariamente sería bueno. Pero el punto es que el estímulo es para incrementar el gasto, no para ser eficientes”

Así es, Krugman prefiere el gasto público dispendioso e ineficiente (¡es premio Nóbel de economía el maestro este!) En una nota de abril de 2009 en el NYT escribe que “Es tiempo de enterrar botellas en las minas de carbón”. Sí señor, tal y como escribió su mentor...

Se los dije, el tipo está ofuscado con Keynes.

Y esto me lleva a hacer una nota al margen. Podrían decirme que estoy sin necesidad vilipendiando a Keynes y a Krugman (y con él a todo su séquito de acólitos entre los que se encuentran Stiglitz y Bernanke) y un montón de economistas del "mainstream" (la mayoría). Ciertamente no debería de escribir cosas como que el “único hoyo es el que está en la cabeza…”, perdón pero es que los Keynesianos son tan especiales. Sus doctrinas económicas son tan falsas, y sus políticas tan destructivas y peor aún tan aceptadas por los gobiernos, que por el bien de la verdad y de la humanidad uno no puede ser permisivo en el momento de denunciarlos y sí ni modo ridiculizarlos.

Conclusión

Paul Krugman quiere ser nuestro Mesías, el salvador de la humanidad. El hará un milagro para todos nosotros: Convertirá el consumo en riqueza. Él es el apóstol, el hijo amado de John Maynard Keynes, que proclamó hace muchos años que la expansión en el crédito haría el “milagro” de convertir las piedras en pan.

La “Nueva Economía” de su mentor John Maynard Keynes no son sino las viejas falacias inflacionistas pero revestidas de elegante jerga matemática. Cuando se le confrontó que sus soluciones a los problemas económicos no funcionarían en el largo plazo, él las descalificó sentenciando “En el largo plazo todos estaremos muertos”. Hoy en día Keynes está muerto, no obstante estamos atorados en eso de “en el largo plazo…” Y, por nuestro propio bien, deseamos que la resurrección o reencarnación de Keynes en Krugman sea verdaderamente tan sólo en el muy corto plazo, y que pronto se den cuenta que las teorías Keynesianas es menester sepultarlas bien profundo para que ya no vuelvan a emerger. Simplemente ya han hecho demasiado daño a toda la humanidad.

3 comentarios:

  1. El comentario que hiciste sobre arrojar dinero desde helicopteros me hizo recordar un vídeo que vi de Luis Pazos, en el que decía que en la segunda guerra mundial los nazis además de lanzar bombas para destruir a sus enemigos ingleses, también lanzaban dinero, una nociva lluvia de dinero para destruir la economía de sus enemigos.

    Este es el vídeo en cuestión, ya señale el segmento donde empieza y termina el comentario, no necesitan mas que copiar y pegar la dirección en el buscador:

    http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php?title=Las_bases_de_la_riqueza&p=video1&b=2461&e=2512

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  2. i4everluis, ¡Muchas feleicides 2011!.

    Así es, Hitler hizo libras esterlinas falsas exactas hasta el No de serie era correcto, y sí era para desquiciar la economía inglesa.

    ¿Cómo puede ser que ahora esa misma estrategia pueda pensarse como la salvadora de la humanidad?

    Sólo los keynesianos lo creen así.

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  3. Jajaja esta buenísimo eso que se sintió el señor Hari Seldon de la novela de fundación , ¿que esta fumando?

    Y para los que no la han leído, Hari Seldon es un personaje que deja planeada toda la economía de un imperio galáctico por cientos de años, vaya un mesías como el peje, pero galáctico)

    Ojo critico la novela, es muy buena, pero no uso Lost o los simpsons para guiar mi vida, son entretenimiento :P

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