martes, junio 14, 2011

El Error de Hayek




Inmediatamente al ser investido presidente de los Estados Unidos Barack Obama respondió a la crisis financiera que le estalló a su antecesor George W. Bush. Casi inmediatamente reveló sus paquetes de estímulo, llamando al Congreso a aprobarlos a la brevedad para “actuar audazmente, y actuar ahora mismo”. Aún aquellos que no estaban de acuerdo con exorbitante de gasto esquema propuesto estaban impresionados con su respuesta. Sin lugar a dudas su actuación, la seguridad mostrada de que lo que hacía era por el bien del país ayudó decididamente a que el paquete de estímulos fuera aprobado con mucha votación a favor, aún de los opositores Republicanos.

Este es un punto muy importante, pero muy importante: Cuando la crisis golpea, cuando las empresas despiden trabajadores, cuando quiebran, se le ha enseñado, aleccionado, a la gente que la respuesta correcta por parte del gobierno es “hacer algo” para “reparar” el problema. Este impulso está muy dentro de las cabecitas de la gente en el psique colectivo, en especial en la nación que “puede hacer”. Cuando algo malo ocurre se supone que el gobierno deberá aparecer en escena (aunque él mismo sea el que generó el problema, pero eso no lo sabe la gente, fue “falta de regulación”), al rescate con toda su sabiduría, pericia y “expertise “. Haciendo lo que mejor saben hacer. Para los inefables políticos “hacer lo que mejor saben hacer” se traduce en hacer leyes, en particular hacer más reglamentos, más “estrictos”, y sobre todo, gastar más dinero, mucho dinero, montañas de dinero. El público quiere ver que su gobierno, sus “líderes” actúen y actúen de forma decisiva, pronta, drástica, sin titubeos. No puede culparse a la gente, a la gran mayoría de la gente que en respuesta a la crisis el gobierno debe intervenir en la economía y “hacer algo” para cambiar la situación y rápido. Hacerlo de otra forma se considera como traición a la Patria. Así está la gente educada, adiestrada, así es el psique colectivo. El gobierno tiene que “hacer algo”….

Cuando en 1936 se le preguntó a Friedrich A Hayek que debería de hacerse para terminar con la Gran Depresión. La famosa respuesta de Hayek fue “No hagan nada”. La economía se recuperará por sí misma. El economista Mark Skousen en “Is Do Nothig the Right Response” afirma que “Cuando la economía no se recuperó por años, Hayek y los Austriacos perdieron la guerra de ideas con Keynes, Los mejores y más brillantes economistas (John Hicks, Paul Samuelson, y aún Milton Friedman y otros ganadores del premio Nóbel en el futuro, muy relevantemente Joseph Stiglitz y Paul Krugman se volvieron o fueron keynesianos”.

Así es, quizá en su afán de drásticamente dejar por sentada su posición de que los mercados libres, el laissez faire, haría su trabajo y lo haría bien, Hayek emitió una respuesta que como hemos expresado para el psique colectivo era demasiado simplista y totalmente opuesto a lo que la gente espera que es que el gobierno “Haga Algo”…

Probablemente Hayek quería decir que el gobierno debería de abstenerse en imponer impedimentos artificiales en los mercados, de intervenir en ellos y dejarlos trabajar. Eso no significa “No hagan nada”…

Hayek quizá hubiera ganado al batalla contra Keynes si en lugar se su respuesta que se percibió simplista y contraria a lo que espera la gente, hubiera respondido con un programa positivo hacia el laissez faire.

Si Hayek hubiera respondido con lo que se requiere es: Recortar drásticamente los impuestos, muy especialmente los impuestos a las empresas, y al mismo tiempo y por supuesto, evitar el déficit fiscal lo que implica, también por supuesto reducir el gasto público de los dos tanto de “inversión” como corriente. Esto último, por supuesto, aplica también a las intervenciones militares como Afganistán, Irak, que tanto dinero cuestan. También en esta dirección de austeridad gubernamental, eliminar el gasto que implique mayores impuestos o mayor endeudamiento. Eliminar regulaciones innecesarias, y con ello toda la cauda de inspectores que vigilan su cumplimiento, los cupos y aranceles a las importaciones y exportaciones, dejar que la contratación de trabajadores sea un asunto de dos, y sólo de dos, eliminar salarios mínimos, compensaciones por despido y cesantía forzosas. Y todo aquello que impida, trabe, ralentice la actividad empresarial. Probablemente Hayek hubiera ganado la batalla contra Keynes, y no sólo la victoria intelectual del liberalismo económico contra el intervencionismo keynesiano, si se le hubiera concedido la razón a estas ideas los Estados Unidos y el mundo hubieran salido mucho antes de la gran depresión. Y si estas políticas hubiesen continuado, tampoco tendríamos que padecer la crisis actual. Pero las ideas de Hayek y de los liberales Austriacos fueron y siguen siendo ignoradas por los economistas del mainstream por qué respondió con un lacónico “No Hagan Nada”

Pero vaya que se tenía que “hacer algo”, reducir impuestos, reducir el tamaño del gobierno, desregular, legislar para hacer más libre la contratación, eliminar leyes absurdas, eso es “hacer algo”; y hacer algo para cambiar las cosas para bien.

El punto es, ¿Estamos cometiendo el mismo error? Decía Ben Franklin que “Un costal vacío no se puede parar”, ¿Cómo combatir una idea mala? Proponiendo una idea buena.

El “aligeramiento cuantitativo” QE2, esto es la compra de deuda por la propia Reserva Federal con el fin de bajar los intereses de largo plazo y de inundar el mercado de dólares, no ha funcionado, como lo demuestran los datos recientes, para poner a la economía andando y si ha creado problemas mayúsculos asociados a la depreciación del dólar como lo son las alzas de las materias primas (commodities) y la energía. El gobierno ha encarecido las materias primas a los empresarios, que tienen que producir más caro, y la gente, se queda sin efectivo por que tiene que llenar el tanque del auto, pagar la calefacción o el aire acondicionado, y sus alimentos. Esto es, han creado inflación.

Los economistas del mainstream le temen a la deflación, como al mismo demonio, por eso, sus intentos de inflar de derramar dinero fácil creado de la nada o endeudarse. Sin embargo, la deflación, la caída en los precios es la corrección natural de los mercados a los excesos que generaron la recesión. Cuando se abaratan las cosas, la gente empieza a comprar otra vez, los empresarios pueden producir más barato, los salarios bajan y se puede empezar a contratar a más gente. La economía empieza a recuperarse, pero esta vez de forma sólida.

Desafortunadamente, los esfuerzos del gobierno para “hacer algo” y “arreglar” la economía a su entender, frecuentemente crean desbalances económicos que agravan los problemas en lugar de solucionarlos. Lo estamos viendo, la tendencia deflacionaria está ahí, las malas inversiones generadas durante el boom, como por ejemplo, las del mercado inmobiliario deben de corregirse, pero han incrementado los precios de las materias primas y la energía agravando los problemas. La gente tiene menos dinero para ahorrar y gastar y el círculo vicioso no se ha roto.

Pero quizá la peor consecuencia del intervencionismo y de los esquemas como el del “aligeramiento cuantitativo”, es que funcionan como la drogadicción: Los mercados financieros, y los empresarios, están esperando su nueva dosis de heroína, su QE3, están convencidos de que si el gobierno ya le para a sus “estímulos”, esto es, la droga en la economía, todo se caerá. Así que continuamos con el círculo vicioso de “la economía no funciona sin estímulos”, démosle más estímulos, provoquemos la inflación, para evitar la deflación, y al cabo del tiempo la economía seguirá igual, el desempleo igual o peor, y además los gobiernos se habrán endeudado, la gente tendrá menos dinero por que los gobiernos van a querer más impuestos, y, los precios de los alimentos, la energía, y las materias primas de los empresarios han subido “efectos colaterales” diría el cínico de Bernanke, o Paul Krugman su gurú de cabecera.

Si queremos salir de la depresión, de la cual nunca hemos salido, debemos de “No hacer Nada”, como lo dijo Hayek, pero este “No hacer Nada”, en realidad implica hacer mucho. Cambiar de un estado intervencionista que bloquea a un estado de laissez – faire que permitirá que la economía se ponga sobre sus pies y empiece a crecer de forma sólida y sostenida sin necesidad de “drogas” o “esteroides”. Por el bien de la humanidad ojala los que conducen la economía, tengan la suficiente humildad, sensatez, para reconocer el error y dejar que la economía funcione.

1 comentario:

  1. Anónimo11:54 a.m.

    Excelente artículo, a los economista en especial aquellos que creemos en los mercados libres, se nos olvida hacer política, y una máxima en política es que no necesariamente es lo que dices lo que importa sino lo que la gente escucha y procesa en su mente.

    Al decir "no hagan nada", inmediatamente perdemos el debate, ese error lo tuve mucho en mis primeros días como economista liberal, pero hoy en día digo lo contrario "hay mucho por hacer, la pregunta es quien lo va hacer, ¿lo hacemos nosotros o lo dejamos a los burócratas’" ó “En un país donde falta todo, hay todo por hacer” dichas frases te sitúan en una posición de ventaja en el debate, porque la gente entiende los beneficios de no dejar en otras personas lo que uno puede hacer además de que es un llamado a la acción. Y no hay duda de que en momentos de crisis es cuando más se debe planear, cuando más se debe ayudar, cuando más se debe hacer algo. Pero es mas eficiente hacerlo uno mismo a dejarlo a otros.

    A lo que me deja un tema sugerido si me lo permites, deberías explicar el impacto que se tiene en una economía de mercado, las obras de beneficencia, trabajo voluntario y comunitario, todas esas cosas que no se comercia pero que tiene un impacto positivo en la sociedad libre. En estados unidos leí alguna vez que representa cerca del 10% del PIB y forma parte de una red de seguridad social eficiente, que no solo ayuda en momentos en que se requiere sino que entrena a las personas a ser productivas en su vida, en algunos casos, por que en otros como las limosnas no sucede asi.

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