martes, febrero 05, 2013

La Patraña del Gasto Gubernamental

Es para mí sorprendente como ha permeado hasta la médula de la sociedad, o mejor dicho de las sociedades, la mexicana es tan sólo uno de ellas, la enorme mentira, la patraña de que el gasto público es benéfico para la economía.

Por ejemplo, en un artículo publicado en Reforma, Denise Dresser, en el que habla de la baja capacidad recaudatoria, y lo mal que se gasta, escribe lo siguiente:

“Los impuestos financian la modernidad, y por ello México no logra alcanzarla. Los impuestos financian la prosperidad y por ello parece tan distante. En nuestro país los servicios públicos son pobres e insuficientes. Escuelas públicas con malas instalaciones y malos maestros. Policías mal pagados y mal entrenados. Infraestructura pública exigua y de baja calidad. Territorios dominados por la violencia que el Estado no logra controlar. Todos estos problemas son producidos por nuestro pésimo pacto fiscal, por unos impuestos insuficientemente recaudados, por un gasto ineficientemente asignado, por unos recursos públicos lamentablemente distribuidos; por un Estado que no tiene la legitimidad para exigir más cuando gasta tan mal.”

Lo importante es como lo empieza: “Los impuestos financian la modernidad, y por ello México no logra alcanzarla”…

Esta idea expresada así por la Sra. Dresser, es totalmente generalizada, una gran cantidad de personas, creé que sí que los impuestos financian la modernidad y si esta es la premisa, la conclusión es que la baja recaudación, nos aleja de ella.

Esto es, por supuesto, una gran mentira, es más, es LA MENTIRA. Que el poder político ha aleccionado a la sociedad para que la acepte como verdadera, el gasto público, es lo que México (y cualquier otro país esta idea no es exclusiva de México) requiere para salir de la pobreza, para ser modernos, para crecer económicamente, para tener mejoras materiales en todos y cada uno de los individuos que formamos este colectivo nacional. El Gasto del gobierno, es otra categoría de gasto: Es de todos los posibles el mejor, es el que nos da el paso a la modernidad.

La Sra. Dresser expone algunos puntos interesantes que reproduzco:

“De allí que la respuesta no reside en tan sólo aumentar la recaudación, como muchos piensan. De allí que la solución no se encuentra tan sólo en extender el IVA a medicinas y alimentos, como muchos sugieren. Sin un buen gasto público no hay argumentos convincentes para incrementar los impuestos y no tiene sentido hacerlo. Sin una verdadera rendición de cuentas sobre cómo se usa cada peso adicional, no habrá manera de exigir a los mexicanos que paguen. Porque el dinero extra que traería consigo la reforma fiscal contemplada y cacareada se puede gastar mal. De allí la urgencia de romper el pacto prevaleciente, basado en pocos impuestos, mal gasto y abuso de la renta petrolera.”

“Y ello requeriría racionalizar el gasto antes que insistir en el aumento a la recaudación. Requeriría airear, transparentar y fiscalizar lo que se gasta antes de cobrar lo que se quiere de más. Requeriría mirar más allá de asegurar la prudencia macroeconómica basada en ingresos bajos y recaudación pobre. Requeriría pensar en una solución audaz que rompa el equilibrio estancador en el cual se encuentra el país.”

El escrito de la Sra. Dresser lo termina con:

"Ahora que Peña Nieto hace tantas promesas, es importante comprender que muchas de ellas implican aumentar el gasto público. Cosa que no se podrá hacer si el Estado no recauda más. Cosa que jamás logrará si no convence a los mexicanos de suscribir lo que argumentaba el jurista Oliver Wendell Holmes: "A mí me gusta pagar impuestos. Con ellos compro civilización".

Inquietante, para mi este tipo de escritos, son el lobo disfrazado de cordero, por un lado, y hace bien, llama a transparentar, racionalizar, hacer más eficaz el gasto público, lo cual me parece atinado, pero termina con la frase de Wendell Holmes…

A la Sra. Dresser,  al jurista Wendell Holmes y a todos los que piensan que el gasto público es benéfico para la economía, les voy a demostrar aquí, que lejos de que compre modernidad o civilización lo que el gasto público compra es estancamiento, pobreza,  atraso, y degrada el nivel de vida de toda la sociedad.


Por supuesto, este sentir y pensar tienen su origen, por una parte en el sistema democrático, el “negocio” de los políticos es el poder, y al poder se accede con votos, por consiguiente, el político desea hacer sentir y creer a la muchedumbre, a las mayorías, a los “demos” que son necesarios, que son imprescindibles, que son los “rectores” de la economía, que ellos mediante sus intervenciones tienen el control, acelerador y freno de la economía, que los caóticos y anárquicos mercados son imperfectos, y que para eso están para perfeccionarlos, también, venden la idea de que son una especie de hadas madrinas, que proporcionan “gratis” una enorme cantidad de “derechos sociales”, derechos que, nos dicen, son derechos humanos: Educación, salud, trabajo, pensiones, hasta el funeral, son derechos a los que todo ser humano tiene por la sola y única razón de existir, o más bien, de poder votar, por aquel político que les proporcione en los hechos acceso más derechos “sociales”, que por supuesto, supuestamente son gratuitos.¿Gratuitos?

También, en especial en nuestros países latinoamericanos, la lucha contra la pobreza y el hambre, ¿No acaba Peña Nieto de anunciar su cruzada contra el hambre? Los pobres, el filón más preciado de los políticos, sin pobres, los políticos estarían perdidos, son lemas de campañas políticas, como el famoso “Primero los Pobres”, son tema de programas presupuestales para el filántropo gobierno que acude presto a ayudarlos: Solidaridad, Progresa, Oportunidades, Cruzada contra el Hambre, secretarías de Estado, y la pléyade de burócratas que son los encargados de hacer llegar la ayuda a tanto pobre, a tanto necesitado, a tanto hambreado. Son ellos los receptores de la más injusta y lacerante “desigualdad” y la justificación, por supuesto,  para la “redistribución” de la riqueza, quitarle a los desiguales ricos o quizá no tan ricos, pero mucho mejor que esos pobres que se mueren del hambre. ¡Magnífico argumento! Y más cuando es en los países latinoamericanos en que la gente es muy bondadosa y lo aprueba como algo justo, algo deseable ¿Quién se va a oponer en darle alimento al hambriento?

Continuando con las categorías del gasto gubernamental tenemos el gasto público de “inversión”, aquí el gobierno se convierte en empresario, en el desarrollador de la denominada infraestructura: Carreteras, puentes, obras hidráulicas y sanitarias, trenes, rápidos y no tanto, y hasta “bala”,  puertos y aeropuertos, hospitales, escuelas, en fin. Todos sabemos lo que es el gasto del gobierno en infraestructura, también, similar a lo que he escrito sobre la pobreza, difícilmente alguien podría oponerse a esa, no gasto, inversión, para que “detone” la actividad económica, nos dicen sus adeptos.

Y, finalmente, aunque debería de ser la más importante y primera categoría del gasto es aquel destinado a velar por la seguridad física y patrimonial de los ciudadanos, así como la impartición de la justicia y el obligar a la observancia de las leyes. Nos dicen que se requiere más, mucho más dinero, que los policías están mal pagados, que son fácilmente sobornables, que existen territorios en donde el estado ha dejado de serlo para ceder su lugar como el monopolista de la fuerza al crimen organizado, territorios que no más no se logran apaciguar y controlar. La lucha entre estados, esto es entre mafiosos y el estado, otro mafioso igual, deja decenas de miles de muertos, ante la mirada aterrada de los ciudadanos pacíficos que además son extorsionados por todos y cada uno de los estados en cuestión, por eso, se nos dice, necesitamos más dinero.

Para reforzar estas ideas, los economistas oficiales, invocan al creador de la “Nueva Economía”: El economista inglés de la Universidad de Cambridge John Maynard Keynes (1883-1946), presentó en 1936 su libro “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero” en donde presenta, y da sustento “teórico” y formal, y “científico”, adornado de retórica y de fórmulas matemáticas ininteligibles para los que no son profesionales de la Economía  a las ideas consumistas, de origen mercantilista y vertidas en “Profits”, y ha sido desde su publicación el pretexto, o mejor dicho, sustento, “científico” para que los gobiernos se proclamen así mismo rectores de la Economía.

La idea principal del libro escrita por el propio Keynes la copio de la contraportada literalmente, sólo traduciendo puesto que se encuentra en inglés:

"Las líneas fundamentales de nuestra teoría pueden explicarse como sigue: Cuando crece el empleo la renta agregada crece. La psicología de la comunidad hace que cuando se aumenta la renta real agregada aumenta el consumo agregado, pero no tanto como la renta. De ahí que los empleadores sufrirán pérdidas, si el nuevo empleo se destinara a satisfacer la demanda para consumo inmediato. Por tanto, para justificar un determinado nivel de empleo debe existir un volumen de inversión corriente suficiente para absorber el exceso de producción total sobre la parte que la comunidad elige consumir para un determinado nivel de empleo. Salvo que exista este volumen de inversión, los beneficios de los empresarios serán menores que los requeridos para inducirles a ofrecer este nivel de empleo. Se sigue, pues, que dado lo que podemos llamar la propensión a consumir de la comunidad, el nivel de empleo de equilibrio, esto es, el nivel al que no existen incentivos para los empleadores como un todo de aumentar o contraer el empleo, dependerá del volumen de inversión corriente.

“Por tanto, dadas la propensión al consumo y la proporción de inversión nueva, sólo habrá un nivel de empleo que se corresponda con el de equilibrio. Pero no existe razón alguna para esperar que este nivel sea igual al de pleno empleo... El sistema económico puede encontrarse en equilibrio estable a un nivel por debajo del pleno empleo".







Para expresarlo muy simple, la economía según Keynes tiene un esquema circular, tu gasto son mis ingresos.

En la figura siguiente la línea cian representa el equilibrio circular de la Economía según Keynes. La demanda del sector privado es D = C + I. Esto es el consumo más la inversión de los particulares. Ahora bien, si la renta (ingresos) de la gente aumenta pero no el gasto y la inversión en la misma proporción, habrá una acumulación de inventarios o producción que no se puede vender. Las empresas sufren pérdidas doblemente, por un lado por que los costos laborales han aumentado y por el otro por que no pueden vender todo lo que producen disminuyendo así su productividad, esto es, los costos laborales por unidad producida aumentan.





Aquí es cuando supuestamente entra al rescate el Gasto gubernamental G tomando el lugar de los consumidores para evitar la acumulación de inventarios y su consecuencia recesiva, permitiendo que el empleo se incremente y se llegue al pleno empleo.




Por esto, dice Keynes, tiene que llegar el “regulador” gobierno a, primero confiscar a los ahorradores sus dineros que no quieren gastar para hacerlos él en su lugar, así el gasto público permite tomar la producción que no se puede vender y crear así el auge.

¿Más fácil? Te robo tu dinero para que no ahorres, no “atesores” dice Keynes y lo gasto en tú lugar manteniendo el desempeño económico como relojito.

Keynes nunca entendió que consumo e inversión son cosas muy diferentes, y tampoco entendió, con de hecho muchos políticos y economistas oficiales lo que es el crecimiento económico.

Para reforzar las ideas Keynesianas se inventó el PIB el Producto Interno Bruto, que supuestamente refleja el valor final de los bienes y servicios producidos durante un período de tiempo, normalmente un trimestre. Esta estadística está construida considerando (muy a lo Keynesiano) que lo que mueve a la economía es el consumo y por supuesto, el gasto público.

Al enfocarse exclusivamente al consumo final de bienes y servicios, el PIB cae en el mundo de lo fantástico, en un mundo en donde los bienes emergen sólo por que los consumidores así lo desean. Esto es totalmente absurdo cuando se piensa en como funciona la actividad económica en la realidad. Se piensa en forma totalmente errónea que la demanda de productos inmediatamente y en forma única incide en la producción, esto es, se desprecia totalmente las varias etapas que preceden la aparición del bien final.

También tenemos, por ejemplo si el gobierno construye una pirámide, que aporta absolutamente nada a los individuos, el PIB la contabilizará como crecimiento económico. En realidad, la construcción de la pirámide está desviando los recursos para fondear las actividades que producen riqueza real, y, por consiguiente, reprimiendo, sofocando la generación de riqueza real. Los chinos son especialistas en esto, han construido ciudades enteras fantasma, los japoneses (y nosotros) puentes sin tránsito, aeropuertos a los que no llega nadie,  que equivalen perfectamente al de una absurda pirámide, pero ¡Creció la economía! ¡Magnífico!

No es el único de los absurdos del PIB, el mayor es el sumar y suponer que la producción es la suma de los precios de los bienes producidos. Para que entiendan el absurdo aquí un ejemplo: Supongamos dos transacciones, en la primera una TV se intercambia por $10,000. En la segunda, una camisa se intercambia por $ 400. El precio o tipo de cambio en la primera transacción es $10000/1TV. En la segunda es $400/1camisa. Para calcular el precio promedio, debiéramos de sumar estas dos cifras y dividir entre dos. Pero, 1 Televisor no puede sumarse con una camisa, no es posible obtener el precio promedio, esto carece de sentido, es una absoluta tontería. Pero la usamos y estamos pendientes de su cómputo.

Y al Televisor y la camisa le sumamos la carretera que construyó el gobierno de tal a tal lugar. Más absurdo.

Por regla, entre más dinero sea creado por el banco central y los bancos comerciales obviamente mayor será el gasto en términos de las monedas creadas. Esto en turno implica que la razón de cambio de lo que se ha rotulado como la “economía” en realidad está reflejando el incremento de la cantidad de dinero en circulación.

Por consiguiente, no debería sorprendernos que el banco central pueda producir, “crecimiento de la economía”, y los economistas del mainstream servilmente aceptan esa idea. Un gran parte del denominado “Análisis Económico”, proporciona soporte “científico” para las visiones ampliamente aceptadas de que por medio del bombeo monetario, esto es, crear dinero de la nada y verterlo en la economía mediante la expansión del crédito puede hacer crecer la economía. Sin embargo todos esos estudios no toman en cuenta, o mejor dicho, pasan por alto, que por su misma naturaleza de medición el cómputo del PIB está íntimamente relacionado con la cantidad de dinero y no con la actividad económica que es lo que supuestamente se debería medir.

Pero todo esto tiene un propósito, mediante la Macroeconomía y su PIB los gobiernos y bancos centrales quieren dar la impresión que pueden navegar y CONTROLAR la economía. Según este mito genial, la “economía” seguirá las órdenes de los arrogantes burócratas que la controlarán como un conductor de un automóvil, pisando el freno o el acelerador: Si la economía se estanca pues fácil, habrá que darle un empujón bajando las tasas de interés y/o aumentando el gasto público, si se “sobrecalienta” (así dicen ellos), darle un frenón bajando las tasas y/o reduciendo el gasto público. ¡Qué fácil! ¿No es así? Los soberbios y arrogantes burócratas tienen según ellos total control sobre la economía, como el de un conductor sobre su automóvil. ¡Absurdo! Tan absurdo que por eso nos metieron a una crisis ¿Qué no estaban acelerando? ¿Nos estrellamos? ¿Qué pasó con el conductor de "la economía"? ¿Estaba ebrio? ¿Drogado?

No sé si ya es claro para ti lector, que el mismo cómputo del PIB, la justificación de la demanda agregada, no es sino un recurso de propaganda, la Sra. Dresser a la que me refería al inciar este post, es un claro ejemplo de la forma en que los gobiernos nos manipulan para hacernos creer que se requiere de su rectoría e influencia en la economía. Todo está, como aquí expuse, debidamente sustentado para reforzar tal creencia.

Por el momento, aquí le cortamos, sin embargo, en la próxima entrega expondremos no sólo la confusión de Keynes en lo referente a consumo e inversión, que son cosas muy diferentes, sino que también nos concentraremos en algo mucho más importante: El tiempo, veremos que la economía no es cuestión de “equilibrios”, la fotografía del estado de la economía no es lo importante, lo importante es la película. También veremos que el gasto público destruye el capital y con ello la prosperidad, además veremos que el gasto público deficitario tiene consecuencias aún más nocivas para la economía.

Vamos a exponer como debe de ser que el “pagar impuesto compra civilización” como una patraña, y que por el contrario es factor de estancamiento, de prevenir el crecimiento de la economía y de crear crisis recesivas.

19 comentarios:

  1. Muy buen artículo. Sólo tengo una pequeña duda, y quiero saber si puedes aclararla.

    Dices lo siguiente:

    "Para reforzar las ideas Keynesianas se inventó el PIB el Producto Interno Bruto, que supuestamente refleja el valor final de los bienes y servicios producidos durante un período de tiempo, normalmente un trimestre. Esta estadística está construida considerando (muy a lo Keynesiano) "

    Si el PIB es, según tus palabras, una estadística muy a la Keynesiana, viéndolo de una manera liberal, ¿cuál sería la alternativa que propondrían ustedes como liberales, en vez del PIB?

    Espero que me haya explicado.

    Un saludo.

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    1. Espera el próximo post. Pero si lo que quieres es medir el crecimiento tendría que medirse el valor del capital invertido ese si reflejaría crecimiento de la economía.

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  2. daniel1:04 p.m.

    nuevamente la jornada tergiversando y culpando al capitalismo del fallido "estado de bienestar"

    http://www.jornada.unam.mx/2013/02/06/opinion/026a1mun

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  3. Hay un detalle: en la práctica lo que se han aplicado han sido no las medidas keynesianas en estado puro, sino un keynesianismo deformado, corrompido y tergiversado. Se ha vivido de déficit incluso en épocas de bonanza, (¿Que país desarrollado no lleva años viviendo en déficit fiscal? Un ejemplo aterrador es el del propio Japón que creo que tiene una deuda del 120% de su PIB anual, y ya era gordísima ANTES de la recesión) y se han subido los impuestos incluso en épocas de recesión, dos medidas específicamente prohibidas por la farmacopea keynesiana, no hay que olvidarlo.

    Creo que mucho de lo escrito es correcto, pero me parece que se pretende demasiado atacar el keynesianismo porque sí, sin entender que en definitiva el propio Keynes desaconsejaría muchas de las medidas que se han estado tomando estos años.

    En definitiva, con el keynesianismo se comete una injusticia comparable con la que se comete con el liberalismo al culparlo de más cosas de las que merece, sin tomar en cuenta que una doctrina sólo falla cuando se la aplica, pero si no se la aplica o se la aplica en forma perversa, pues no es culpa de la doctrina que los resultados sean malos.

    Si a ver vamos, incluso hasta con el marxismo pasa lo mismo; ya que los países que decían que lo aplicaban en realidad se pasaban por los H... mucho de lo que decía.

    En rigor, creo que apenas ha habido un solo sistema económico, sea el que sea, que realmente se haya aplicado en estado puro y consecuente consigo mismo.

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    1. Bueno es que todo tiene un límite, los japoneses ya tienen más de 20 años en recesión, han aplicado todo el gasto público posible, ya era tiempo de que le pararan. Pero se metieron en donde se metieron por Keynes, lo mismo los europeos y gringos.

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  4. Anónimo10:33 p.m.

    dresser nunca se compromete a nada, critica a todos superficialmente y con muy bonitas palabras, pero no se a treve a dar soluciones concretas mas que a imaginar un gobierno donde todos son honestos sabios y perfectos, capaces de administrar perfectamente economica y socialmente a la poblacion, y ella no callara ni se equivocara hasta que esto exista. por favor es imposible que algun dia se logre eso en mexico o en cualquier otra parte del mundo.
    es una socialista ante los jovenes, pero cuando se revelan los errores implicitos de ese sistema ante un publico mas habil da la apariencia de una capitalista moderna, resaltando el exito de los tigres asiaticos, pero no tarda en regresar a la fachada de humanista, preocupada por la desigualdad y la pobreza, alabando el estado de bienestar y el gasto gubernamental europeo (sin mirar a costa de que), pero a los 5 minutos le dice populista al peje
    yo no dudo que ya le hayan dado la oportunidad de representar a los mexicanos en alguna eleccion, para ahora si cerrar la boca y ponerse a dar soluciones y acabar con la malicia humana de raiz por primera vez en la historia y crear politicos perfectos, pero ella sabe que eso es imposible. por eso se siente mas comoda criticado a todos con su revoltosa y poetica forma de hablar atacando y esquivando la realidad sin comprometerse, dando a nuestros oidos las verdades reconfortantes y callando las que nadie quiere oir.

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    1. Tienes toda la razón.

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    2. Es verdad, No estoy de acuerdo en muchas cosas con ella, Dresser se contradice muchas veces, pero aún asi, prefiero escucharl a ella (si es que tengo que) que a la Aristegui, que ya es el oraculo de delfos para los izquierdistas.

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    3. Eso sí, la Aristegui es de lo más nefasto, junto con Meyer, Aguayo, Cordera. Pero como son populares y como tienen espacio en los medios.

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  5. Cien por ciento de acuerdo con el comentarista anónimo.

    Y ese es el efecto más peligroso a mi juicio de su discurso; siembra en la gente la idea de que todo se arregla con políticos sabios y perfectos. Y mucha gente se lo cree.

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  6. Anónimo4:01 a.m.

    Si no quieres pagar impuestos no hay ningún problema, solo deberías irte a vivir a una cueva solo para que no uses las calles que se pagan con impuestos o deberías de plano no usar ningún transporte porque el gobierno subsdia la gasolina y lo mismo para la luz que te subsdian ve a lcfe y devuelve no quieres pagar impuestos está bien pero se congruente con lo que dices

    PD Muy liberal pero no pones los comentarios que te critican ¿verdad?

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    1. No, no tengo que ir a ninguna cueva, en donde vivo un fraccionamiento en Cuernavaca, las calles las hizo el fraccionador, y tenmos servicios municipales PRIVADOS, nosotros los pagamos, y claro ¡Funcionan! pavimentamos nuestras calles, regamos y hacemos jardinería en nuestros prados, la recolección de basura es diaria y puntual, el agua, ¡El Agua! Mientras que en Cuernavaca es un problema, aquí no, perforamos nuestros propios pozos, recientemente uno con cuota extraordinaria, y no obstante que tenemos que venderle a una colonia "popular" que está junto. Tenemos cámaras de vigilancia, patrullas privadas, en fin. Así que no tiene que ser el gobierno el que ponga las calles. Nosotros podemos ponerlas y tenerlas mejor. Si me subsidian es problema del gobierno, no mío.

      Por otra parte, la infraestructura tampoco tiene que ser gratis, es más no es gratis, ya que te cobran cuota. La Carretera México-Cuernavaca se ha pagado varias veces y siguen cobrando. NO veo por qué yo tenga que pagar una carretera en Chiapas. Que la pagan los que la usan.

      Aún así lo que se paga por infraestructura es mínimo comparado con el grueso del gasto gubernamental, que se va en mantener parásitos y zánganos.

      Mi cueva privada está bien bonita.

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  7. Ojalá pudieras comentar sobre este artículo http://www.excelsior.com.mx/adolfo-orive/2013/02/10/883530

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  8. Wendy Yañez12:16 a.m.

    Bueno es complicado siempre hablar de politica ya que nunca salen todos los datos a la luz, nunca es transparente el ambito publico ya que siempre hay cosas que ocultan a la sociedad y sobre todo las irreguralidades que siempre se encuentran, se me hace algo complejo el tema aqui señalado y una forma muy facil de comprender lo que señala la autora en su articulo, el pais esta viviendo un proceso de resecion economica y estos gastos señalados no benefician a la economia nacional, hay que fijarnos en la economia de otos paises y tomar medidas mas cautelosas.

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  9. Hay algo de lo que ustedes se olvidan: en los tiempos de Wendell Holmes los impuestos eran mucho menores que ahora. Así no tenían un efecto tan perverso como ahora. En ese sentido hay que reconocer que con un estado mucho más pequeño y con una carga fiscal mucho menor pues realmente se podía decir lo que Holmes decía.

    Me gustaria mucho saber que diría Holmes ahora.

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  10. Anónimo2:12 p.m.

    Acabo de leer Keynes The Man (Keynes el Hombre) de Murray Rothbard en el sitio de Mises Hispano. Muy interesante escrito, ahora veo más claramente por qué los políticos y burócratas adoran las propuestas de Keynes.

    El keynesianismo básicamente ha "triunfado" en la economía a tal grado de que muchos creen que economía es keynesianismo de la misma forma que creen que darwinismo es la única “teoría de la evolución” (no lo es, y ni siquiera es la más aceptada entre científicos que están fuera de la corriente principal), que alopatía es medicina, que el derecho debe ser "positivo/positivista", que "civismo" es lo que el gobierno dice que es civismo, que "neoliberalismo" es libre mercado, etc. (todo ésto fruto sin duda de la estatización de la educación, la medicina, entre otros) y de que todas ellas representan la “verdad”... al menos la verdad "oficial". Filosóficamente el keynesianismo termina en la “fe” en la habilidad del gobierno para resolver los problemas “de manera más eficiente que el mercado”. Esto directamente se traslada en una “fe” en el Estado, lo cual obviamente desemboca en su glorificación.

    Otro problema grave es que (1) tenemos un sistema monetario y bancario que es socialista y por tanto utilizado por la élite en el poder para enriquecerse a nuestra costa y (2) la élite política se aferra a la pretensión keynesiana de que el gobierno es capaz de entablar una guerra contra las fuerzas del mercado. Por eso, y por el hecho de que el keynesianismo da poder a la élite, sigue repitiéndose una y otra vez esta historia patética y peligrosa. Después de todo, el keynesianismo, como apunta Joseph Salerno, es la “economía del poder del Estado”. Y eso nos lleva al problema fundamental: la entidad monopolística que gobierna y devasta a la sociedad en su propio beneficio.

    Siempre hubo demanda de profetas de corte en los reinos teocráticos del mundo antiguo. Esa demanda sigue existiendo. Las fórmulas que utilizan los “profetas” y “magos” de hoy ya no son mágicas sino matemáticas, pero siguen siendo fórmulas. Su objetivo es superar los efectos colaterales negativos de los hechizos de las fórmulas de los magos anteriores.

    Además, a los gobernantes y a sus acólitos adoradores (entre ellos mucha de la prensa) desde siempre les han simpatizado hombres que justifiquen la concentración del poder en sus manos.

    Crisbio

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  11. Anónimo6:27 p.m.

    Una pregunta un poco off topic, pero tengo una duda; ¿"Capitalismo y libertad" de Milton Friedman es un libro o es un artículo?

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  12. Anónimo1:56 p.m.

    ¿Hay algún lugar en donde se pueda descargar gratis en pdf? Siempre que lo intento me sale algo con ese título que sólo tiene como 25 páginas y no pasa de allí. Por eso me quedé con la duda de si era una especie de ensayo.

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