El pasado primero
de mayo los trabajadores que desfilaban en numerosas plazas de México, todos
ellos, claro, sindicalizados, exclamaban sus exigencias “Exigimos más (para más
gente) y mejores (mejor pagados) empleos”.
Caray, pues estas
exigencias son para mí el motivo de escribir en este blog, créanme no hay nada
que más yo deseé que ver un México en paz, próspero, con gente trabajadora y
que muy importante, con bienestar, y con cierta holgura económica.
Empleos, muchos y
bien pagados ¿Quién puede crear empleos sin ningún sustento económico? Para ser
más específico los empleos se crean de dos formas: Por un lado están aquellos
en el sector privado de la economía, incluyendo los llamados “informales”, estos
empleos se generan cuando las empresas, e insisto, también las micro empresas
informales, se crean o crecen para producir algún bien o servicio que responde
a las necesidades o deseos de los consumidores. Tanto las empresas gigantescas
que cotizan en la Bolsa de Valores, como los pequeños “changarritos”, en la
informalidad tienen algo en común: Deben de tener utilidades para que sean
sustentables, una empresa que pierde dinero porque sus costos operativos son
mayores a sus ventas terminará cerrando ya que vive de las aportaciones de
capital de (los) propietario(s). Si las utilidades son buenas, y/o la
expectativa de tener mejores utilidades es buena, los dueños, capitalistas,
invertirán más de ellas, y/o lo complementarán con créditos cuyos intereses
deberán estar bien considerados como merma a las utilidades. Pero, como nos
dice Ludwig Von Mises: La tasa de interés es el sobreprecio que pagamos por
traer el futuro al presente. Esto quiere decir que si, por ejemplo, un
industrial quiere comprar una máquina de control numérico para incrementar su
capacidad de producción, y no tiene el capital, resultado de sus pasadas
utilidades, hará posible la adquisición de la máquina mediante un crédito, con
alguna institución de la Banca Privada, o, con algún particular. Otra forma es
hacerse de un socio que aporte el dinero y que pase a ser parte de los dueños
de la empresa (accionista), por lo que se llevará una parte de las utilidades a
futuro.
El énfasis en
todo este proceso es siempre las utilidades futuras originadas por la inversión
adicional serán mayores a las presentes, de otra forma, ningún empresario
sensato, arriesgará su capital y lo invertirá para crecer y ser más productivo.
Recalco, ninguno.
El gobierno podrá
obligar a las empresas a lo que quiera, reglamentos, trabas, lo que quieran,
pero lo que nunca podrá es obligar al empresario a invertir. Nunca.
La otra forma de
crear empleos, muy acorde al ideal de “redistribuir la riqueza”, está en el
gobierno, en la burocracia, situación muy socorrida en México y en otros muchos
países: El trasfondo del razonamiento es
muy simple: “Si las empresas no invierten por timoratos, les quito una parte
importante de sus utilidades y yo, gobierno creo los empleos que ellos no
crean", para lo cual es tan sólo necesario aumentar la planta de burócratas,
crear institutos, comisiones, agencias, o lo que sea para generar empleos y que
el pueblo esté tranquilo, además que muy probablemente me entregarán lo más
importante para los políticos y esto es el voto que los mantendrá en el poder
lo que es su razón de ser y de existir. Esta alternativa se ha vuelto tan
popular, que en países como Francia y España, los jóvenes quieren ser
“funcionarios”, perciben que un puesto en la burocracia no sólo les proporciona
un salario pagado con toda regularidad, también les resuelve la vida: Salud,
tiendas especiales para surtirse, vivienda accesible, préstamos sin intereses o
muy bajos para el consumo o para adquirir automóviles, pensión y jubilación del tamaño de su sueldo
actual, y hasta gastos funerarios. Así, en general los empleos de “funcionarios”,
son mucho mejores que la contraparte en el sector privado.
Pero, así como en
el sector privado se requiere de las utilidades para que la empresa sea
sustentable, en el gobierno no hay tal, todo lo que ofrece requiere de
impuestos para sostenerse, así, si el gobierno crece necesita de más impuestos,
y si la economía no crece, como es el caso de México, tendrá que elevar los
impuestos para mantener andando “su maquinaria”.
Y tal y como lo
estamos viviendo, el gobierno sólo tiene que elaborar leyes para expoliar más a
los “contribuyentes”, y vale la pena enfatizar que los “funcionarios”, no pagan
impuestos, regresan impuestos, esto es simplemente como si su salario fuera
menor.
Algo muy
importante es que al gobierno no le interesa ni le importa mucho otorgar todas
las prebendas y canonjías a sus funcionarios tomando en consideración costos de
nada, precio de un producto o servicio que vender, clientes que perder, no,
todo eso que en la contraparte privada es vital para tomar decisiones de
inversión es inexistente para los empleos en el gobierno. ¿No alcanza? Subimos
impuestos o contratamos deuda, que son impuestos a futuro, y su servicio,
disminuirá la cantidad de dinero disponible para gastar, lo que obligará, otra
vez a subir los impuestos.
También, para el
gobierno no es un gran problema contratar mucha gente, nunca pensará en los
despidos y las consecuencias de despedir empleados, después de todo están
creando empleos para reemplazar la falta de empleos en la economía, por consiguiente, nunca considerará hacer
reservas a futuro para pagar las indemnizaciones por despido, los larguísimos
juicios ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, casi siempre sesgados a
favor del trabajador, y que despedir trabajadores es de lo más oneroso y
complicado en este país. Eso que es un problemón para las empresas privadas, no
lo es para el gobierno, en primer lugar porque a nadie quiere despedir, si su
política es por el contrario de expansión, y por el otro, otra vez, el gobierno
no tiene pérdidas, si hace falta más dinero, pues habrá que extraérselo a los
“contribuyentes”, así de fácil.
En la contraparte
del sector privado, en que el empresario tiene competencia, muchas veces,
extranjera, no puede arbitrariamente subir el precio de sus productos así como
así, si lo hace, y sus competidores no, probablemente acabará con pérdidas y
cerrando.
Así nos
encontramos con un círculo perverso: El gobierno crea empleos porque percibe
desempleo porque el sector privado no invierte, y no invierte porque no percibe que su inversión sea
rentable, o bien porque no tiene capital (ahorros) para invertir; así que el gobierno le sube los impuestos para
hacer que cualquier inversión sea aún menos rentable, lo que inhibe más la
inversión, menos empleos son generados en el sector sustentable de la economía
y son generados en el sector parasitario, este término no es peyorativo, es lo
que es, no es sustentable por sí mismo requiere de fondos que son extraídos a la
economía privada, vive del huésped, es un parásito.
Así, cuando nos
damos cuenta, la economía no crece, es principalmente por esta, aunque también existen otras razones que vamos a considerar adelante.
Entonces estamos
claros que para que este país tenga crecimiento sólido y sustentable, no
necesitamos que el gobierno crezca, por el contrario, necesitamos que el
gobierno, se ponga a dieta gaste menos, sobre todo en gasto corriente, esto es
en sueldos para “funcionarios”, para que los impuestos bajen y las empresas
tengan mejores expectativas de utilidades a futuro, ahorren, e inviertan.
Las utilidades de
las empresas es pues “el factor”, ¿Qué se requiere para tener más utilidades? Qué
se eleve la competitividad de la empresa, esto significa que produzca, lo que produzca
sea un fabricante o un proveedor de servicios con la mayor calidad, al mejor
precio posible., sobre todo, como es muy probable si tiene competidores que
producen u ofrecen productos o servicios similares.
Las utilidades
operativas es el dinero que queda después de restar todos los costos implicados
en el proceso de producir un bien, o un servicio, sin embargo existe un costo
adicional y este son los impuestos si los sustraemos a las utilidades
operativas obtenemos la utilidad neta. Esta es la importante, porque es el
dinero que realmente queda a disposición de los capitalistas, y es el premio,
por así decirlo a su inversión en bienes de capital. En México, todavía tenemos
que restar a las utilidades operativas otro “impuesto”: El reparto de
utilidades o PTU (Participación de los Trabajadores en las Utilidades), derivado
de la idea marxista de la explotación del capitalista, y de que los bienes
adquieren su precio debido a la plusvalía que pone el trabajo humano para
generar el bien. No vamos a discutir esto aquí, ya lo he discutido en este blog , por
ahora sólo lo tomamos como un costo más que se resta a las utilidades
operativas y merma el valor del retorno del capital, esto es de las utilidades
netas.
La utilidad neta,
es pues “el factor” lo más importante que el dueño del capital evaluará antes
de invertir. Si el capitalista ve en otro lugar diferente de México, un lugar
en donde puede tener más utilidades, muy probablemente dirigirá su inversión
para allá.
Pero las
utilidades operativas no es algo fijo, depende evidentemente del precio de
venta del producto o servicio, pero esto no puede moverse mucho, probablemente
la empresa por una parte tenga competidores que ofrecen bienes o servicios
similares, y por la otra, recordemos que el valor, y por lo tanto el precio al
que puede venderse el producto, no es algo que este intrínseco a las cosas,
sino algo subjetivamente apreciado por cada individuo según su situación y
necesidades. El intercambio ocurre cuando dos individuos valoran en igual o menor
medida lo que cede contra lo que obtienen. Esto significa que por una parte el
precio final del producto no depende de los costos de producirlo, si éstos son
mayores a la valoración de los consumidores, simplemente no lo consumirán, y si
no ajustamos el precio a la valoración de los consumidores simplemente se
tendrán pérdidas y la empresa quebrará.
Otra forma de
aumentar las utilidades es reduciendo los costos. Existen costos fijos que no
dependen del número de unidades, como la renta del local, la nómina de los
trabajadores contratados, y otros que dependen del número de unidades de
producto producidas como la energía eléctrica e insumos utilizados en la
fabricación del producto.
De especial
interés son los costos laborales. Estos costos bajan si se producen más unidades del producto, o más servicios
otorgados por hora trabajada, esto es lo que se llama productividad.
Productividad =
Número de unidades de producto terminado/número de horas trabajadas.
Por supuesto, que
la productividad depende de la actitud del trabajador, un trabajador haragán no
producirá lo mismo que uno responsable. También es factor, dependiendo de que
sea lo producido de la educación del
trabajador: Un trabajador bien entrenado y hábil, producirá más y mejores
productos, sin mermas, que un bisoño inexperto.
Sin embargo,
suponiendo una factoría, la diferencia entre un trabajador con actitud y
digamos que “con ganas de hacer bien las cosas y rápido”, y un haragán, puede
no ser tan importante como los bienes de capital que se utilizan para producir
el bien. Por ejemplo, una
fábrica que utiliza un torno universal convencional en uno de sus procesos. El
obrero deberá de alimentar la pieza, fijarla, tornear, cambiar la herramienta,
tornear, posiblemente reposicionar la pieza, etc. En cambio, en otra fábrica se
utiliza un torno de control numérico NC, con alimentación automática.
Evidentemente, en el primer caso, por más empeño que ponga el trabajador nunca
podrá igualar la rapidez, precisión, exactitud y calidad del la máquina de
control numérico. El trabajador de NC puede ser más productivo en factores de
decenas de veces. La productividad de la segunda empresa le permite tener
costos más bajos, y en consecuencia mayores utilidades, también, puede bajar los precios, vender más y
aumentar las utilidades.
La empresa con
bienes de capital modernos es más productiva y en consecuencia puede competir
mejor por eso se le llama más competitiva. Una empresa competitiva puede pagar
mejores salarios a sus empleados, que por otra parte, deberán de estar mejor
capacitados para operar la maquinaria moderna.
Si en lugar de
considerar el micro entorno de una empresa manufacturera lo elevamos al macro
entorno del país, obtenemos la competitividad del país, derivado de la
productividad del país.
La productividad
del país podría expresarse como:
Productividad
País = Valor de bienes y servicios producidos / Número de horas trabajadas de
la Población Económicamente Activa.
En donde el
número de horas trabajadas incluye a todos los trabajadores del país.
Por consiguiente,
se concluye que puesto que toda la burocracia no produce ningún bien o
servicio, todas las horas trabajadas de los funcionarios no hacen sino
disminuir la productividad de un país. Es exactamente igual a como si
estuviesen sin empleo. No producen nada que tenga valor y que pueda ser
considerado riqueza y sí transcurren las horas y el consumo de recursos, de esta masa humana.
También debe
hacerse énfasis en que para la productividad del país el Valor de los bienes y
servicios producidos NO es el PIB. Y tampoco toma en consideración inversiones,
ni privadas ni públicas. Sólo enfatizo bienes y servicios producidos.
Por tanto, el
daño de generar empleos burocráticos es doble: Primero merma las utilidades y
las posibilidades de inversión de los empresarios, y segundo y no menos
importante reduce la productividad del país y en consecuencia su
competitividad.
Un país menos
competitivo consecuencia de ser menos productivo es un país pobre. De aquí
parte la razón de nuestra pobreza y atraso ancestral. Y, como hemos demostrado,
el gobierno al intentar sustituir la generación de empleos en el sector
productivo con burocracia no hace más que agravar el problema, probablemente en
las cifras de empleo de corto plazo logre hacerlas parecer mejores, pero en el
largo plazo, el costo de la burocracia es una pesada lápida que recae sobre el
sector productivo impidiéndole crecer y desarrollarse.
La siguiente
gráfica que usa datos del INEGI muestra la productividad del sector privado,
como puede apreciarse no hace más que caer. Y esta gráfica no muestra la
productividad del país tomando en consideración burocracia y desempleo, la
caída sería mucho peor.
¿Querían una
explicación de los bajos salarios, del estancamiento económico? Pues aquí está,
tal cual, no hay otra, y muy importante el gasto del gobierno nada puede hacer
por mejorar la situación, por el contrario, la agrava.
¡Cómo aplica esto a equipos de fútbol?
ResponderBorrarCaray, con esta pregunta me pega en mi corazón, sabe soy Atlantista, un equipo que desciende a la “Primera A”, precisamente por estar empresarialmente mal manejado.
ResponderBorrarLa productividad en un equipo de fútbol son los puntos obtenidos en un torneo, y esto puede desglosarse entre los goles que hace el equipo y los que recibe, los delanteros son productivos si meten goles, la defensa si los evita, y los medios son un enlace entre las dos líneas.
El Capital en un equipo son sus jugadores, la inversión en jugadores de alta calidad y habilidad hacen la diferencia entre un equipo malo y uno bueno. Cuando el Atlante vendió a Moisés Muñoz, Oswaldo Martinez, el Hobbit al América, y a Paredes al Querétaro, ahí definió su descenso. Se volvió un equipo poco competitivo, como los números los comprueban, aunque el entrenador hubiese sido Guardiola, hubiera descendido.